Cuando escribes desde el alma, no ocupas obtener tu información del mundo. Hay una sabiduría interna en cada uno de nosotros, de la cual no aprovechamos y tomamos en vano.
Tengo meses tratando de escribir algo que me motive a seguir con este camino que Dios puso en mi corazón. Creo que por más que intento, no hay ninguna idea, ningún pensamiento digno, para poner sobre un papel.
Decidí entonces que solo por el día de hoy, dejaría de pensar, y me dejaría llevar por la corriente de la fuente de inspiración, de un universo abundante y misterioso.
Puede ser que lo que estoy escribiendo no tenga sentido, pero tampoco lo tiene esta vida que yo vivo.
Solo por hoy me propuse a despreocuparme por la ortografía, o si la palabra que escribo está escrita en el tiempo correcto.
Decidí volver a compartir lo que escribo porque mi alma está sedienta y ansiosa por expresar lo que lleva en ella.
Callar lo que sé, o callar lo que siento es como si me envenenara con mi propio veneno.
Solo aquella persona que se refugia en el arte como lo hago yo podría entender esta angustia y necesidad que siento.
Durante mucho tiempo pensé que había descubierto mi propósito, pero en estos últimos tiempos me he sentido como una escritora sin sentido.
Me aplauden y me admiran, mi reacción es sonreír y agradecer. Pero en realidad busco más que un halago. Es complicado.
Trato de poner cada palabra en su lugar como un rompecabezas, pero descubro que cada palabra es única, y tiene su propio lugar.
¿Pueden notarlo? Soy una escritora sin sentido, que intenta encontrarse a sí misma.
¿Por qué será que las personas se ausentan cuando se quieren encontrar?
¿Habrá algo tóxico afuera de nosotros que nos impide ver hacia adentro?
Puede ser que sí.
La necesidad de querer encajar nos contamina con la porquería que nos impide ser nuestra mejor versión.
Si hay que desaparecer para poder crecer entonces seré la primera en irme tan lejos sin mirar atrás.
Tal vez soy incoherente en este momento, pero sé que MI mañana tendrá sentido.
Con Amor, Nuvia Yesenia 🙂