El brillo de alguien más no va a opacar el tuyo.
Tu brillo es único, auténtico, un regalo de Dios. Se te fue dado para que lleves luz a las personas que están en lugares de oscuridad. Muchas personas piensan que su propio brillo correrá el riesgo de ser apagado si ayudan a las demás personas. Estamos en un error al pensar de tal manera, al contrario, nuestro brillo crecerá cuando dejemos de ser egoístas y le extendamos la mano a alguien que la necesite. Lograr ver tu propio brillo es reconocer la grandeza de Dios, su amor en toda la plenitud, y la fuerza divina que nos caracteriza.
Si envidias, entonces tú mismo apagas tu brillo. Si eres déspota y arrogante ahuyentas de ti la luz que fue puesta en tu corazón. Este brillo es el reflejo de Dios, que desea fluir sin condiciones ni prejuicios. No te pierdas en las estupideces de la vida cotidiana, que nos hacen creer que el valor de nuestra existencia se encuentra afuera. Toda nuestra riqueza, sabiduría y poder está dentro de cada uno de nosotros, en ese brillo hermoso que nos diferencia de unos a los otros.
Tampoco pierdas el tiempo comparándote con alguien más. Recuerda que no hay otro ser humano en este mundo que sea igual que tú. Vanaglóriate en tus defectos y virtudes, que son precisamente esas cosas que te hacen especial. Sonríele a la vida, y no permitas que las palabras tontas, o actos repugnantes de las personas apaguen tu brillo interno.
Habrá miles y millones de situaciones que estarán fuera de tu control, pero no tienes ni debes reaccionar a ninguna. Procura enfocarte solo en las situaciones que te ayuden a avanzar, pero puedes elegir aprender de lo malo, sin quedarte estancado.
Brilla sin miedo, porque Dios reina en tu corazón.
Brilla sin limitaciones, porque Dios es la abundancia de este universo.
Brilla sin prepotencia, porque Dios ama a los humildes de corazón, y los premia llevando a cabo los anhelos que llevan dentro.
Brilla con tu belleza, dones y talentos, porque podrás ser la inspiración de quien te vea caminar.
Con Amor,
Nuvia Yesenia