He leído varias veces que la mejor venganza es que te vean feliz aquellos que un día te hirieron.
¿Pero no sería mejor que no hubiera venganza?
La misma palabra venganza, conlleva consigo una energía y significado negativo, y cuando queremos cambiar nuestra vida debemos elegir perdonar, soltar y trascender. Si vivimos atados a la idea de que tenemos que vengarnos o hacer algo por los demás, entonces viviremos atrapados en la cárcel que nosotros mismos hemos construido. Sé que mi manera de pensar suena absurda y hasta podría decir que piensas que todo esto es muy difícil de aplicar.
¡Te entiendo a la perfección! Yo ya estuve en mi propia cárcel y fue desastrosa porque me perdí en ella, hasta que un día me di cuenta que en mis manos tenía la llave para salir a la libertad. Pero algo más que aprendí con el tiempo es que decidí permanecer en mi cárcel, a pesar de que ya había descubierto que la llave hacia la libertad la tenía yo.
¿Saben por qué decidí permanecer atrapada?
Porque no quería hacerme responsable de mi propia vida. Prefería la comodidad de esa cárcel fría, oscura y apestosa que la calidez de la libertad.
Prefería esconderme detrás de las excusas que me mantenían como víctima de todo lo sucedido. En vez de mirar toda la situación como una enseñanza valiosa para poder realmente trascender en el camino para llevar a cabo mi propósito. Pude haber reclamado el poder y la abundancia que por derecho me pertenece. Todos en este mundo merecemos vivir una vida plena y abundante. Pero para poder conquistar lo que nos ilumina por dentro tenemos que pagar un precio.
Lo que sucede con nosotros es que no queremos la responsabilidad que viene con la libertad. Por eso preferimos quedarnos con ideas, costumbres y patrones tontos, que lo único que hacen es impedir que nos podamos desarrollar a nuestra mayor capacidad.
Por esta razón estoy en desacuerdo cada vez que me dicen que mi triunfo, felicidad y dicha será la mejor venganza para las personas que me lastimaron. En realidad, yo no deseo vengarme de nadie. Tengo una fuerte convicción que cada persona pagará el precio de los errores que ha cometido. Ya sea lastimando a otros, o así mismos. Cuando piensas en hacer algo para vengarte de alguien, entonces no estás viviendo tu vida auténtica. Yo nombre la vida auténtica al tipo de vida que vivimos cuando elegimos seguir y escuchar el susurro de nuestro corazón. Este susurro viene de Dios. Cuando seguimos esta preciosa melodía entonces ya no nos va a preocupar si los demás pagan por lo que nos hicieron. No tendremos tiempo para detenernos y pensar si nuestra venganza está funcionando, porque estaremos tan ocupados disfrutando de todas las bendiciones que Dios nos dará.
Ahora, no te estoy diciendo que olvides a quien te hirió. Es bueno tener memoria para no volver a tropezarnos con la misma piedra. A esto que te digo se le llama aprender de nuestros errores. Cuando te lastimen, vas a tener que tomarte el tiempo necesario para reflexionar y sanar, pero no te quedes deambulando en esa situación. Continua con tu vida haciendo lo que más amas, y a la vez bendiciendo a cada persona que tus ojos vean. No tienes que conocer a nadie para bendecir. Solo bendecir y veras como tu vida será tan bendita como el mismo cielo que nos manda la lluvia para regarnos de vida.
Somos seres humanos, que estamos predispuestos a tener sed de justicia y venganza. Pero si tan solo le dejamos todo eso al universo y fluyamos con la corriente de la voz de nuestra alma, te lo juro que todo caerá en su lugar.
La mejor venganza, es que no haya ninguna. Lo mejor que puedes hacer es amar a Dios, amarte a ti, y desarrollar los dones que se te fueron dados a la hora de venir a este mundo. Solo así encontrarás tu verdadera esencia, tendrás paz, y lo transmitirán a toda persona que te vea.
Con amor,
Nuvia Yesenia